Síntomas comunes del autismo

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Una de las características más destacadas en las personas con autismo es su deficiente interacción social.

Los cuidadores del niño son generalmente los primeros en notar los signos del autismo. Desde la primera infancia los bebes con autismo muestran indiferencia por las personas, actúan como si fueran sordos, no obedecen instrucciones o se obsesionan y permanecen bastante tiempo mirando fijamente un objeto, obviando lo que sucede alrededor. Cuando quieren algo, no lo piden, cogen la mano de alguien dirigiéndola hacia el objeto. No muestran interés por los juguetes o nos los usan adecuadamente. Les resultan incómodos ciertos ruidos o luces muy fuertes. Da la sensación de que un niño con autismo, tiene un desarrollo normal y luego va retrayéndose y muestra un interés indiferente a la actividad social.

Los niños con este trastorno no suelen responder a su nombre y a menudo evitan el contacto visual con los demás. No les gusta que los toquen o los tomen. Carecen de empatía, es decir, tienen serias dificultades para entender lo que los demás piensan o sientes, ya que no pueden interpretar las pautas sociales, como el tono de voz, las expresiones faciales, gestos corporales, etc.

La mayoría de los niños con autismo tienen movimientos repetitivos como dar vueltas, mecerse, levantar los brazos como un aleteo, etc. Sin ningún fin determinado o tienen conductas de autolesión. Caminan de puntillas. Su comportamiento puede ser o hiperactivo o demasiado pasivo. Muestran en su rostro una sonrisa sin motivo aparente.

Están obsesionados por el orden y la rutina, no les gustan los cambios y cuando le cambian los horarios, suelen tener comportamientos inadecuados y agresivos.

Suelen adquirir en lenguaje algo después de lo normal, suele ser poco o prácticamente nulo. Cuando se quieren referir a ellos mismos, suelen hacerlo en tercera persona. Utilizan las Ecolalias, cuando memorizan algo determinado (ya sea una canción, un anuncio de televisión, palabras o frases) siempre de su interés, pueden repetirlo durante bastante tiempo continuamente, sin preocuparse de que pueda ser entretenido o no para la otra persona.

            Estos niños parecen tener un riesgo más alto de lo normal a tener enfermedades asociadas, como por ejemplo, el síndrome de X frágil (que causa retraso mental) convulsiones epilépticas (aproximadamente el 20-30% de los niños lo sufren cuando son adultos), trastornos de aprendizaje, trastorno por déficit de atención, etc.

 

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